Una nación que, más allá de la riqueza que le proporciona el
mar, sus bosques y el petróleo, ha basado su crecimiento económico y social en
la igualdad, la libertad y su confianza en el Estado niñera
En Noruega, el servicio militar es obligatorio, y el 95% de
las escuelas son públicas. El IVA
alcanza el 25%. El petróleo es de propiedad estatal. Y los buenos estudiantes
reciben generosos préstamos del Estado para matricularse en las mejores
universidades del mundo. El estado controla
hasta las ventas de alcohol cuyo monopolio lo tienen las tiendas Vinmonopolet.
Noruega es un país que pocas veces hace ruido o aparece en
las portadas de los periódicos internacionales y que poco a poco se está convirtiendo en una
potencia, la potencia silenciosa. Un próspero Estado que ocupa desde hace 30 años
la primera posición en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Sus niveles de
desempleo son casi inexistentes; su
renta por habitante es a más alta del mundo ; su crecimiento se acercará este
año al 3%; su deuda soberana es la más sólida del planeta.
Los noruegos aún arrastran cierto complejo de inferioridad
hacia sus vecinos. Hasta los años 70, Noruega era el hermanito pequeño de
Escandinavia.
Los noruegos han defendido con orgullo su modelo de sociedad
frente a las instituciones europeas. No son miembros de la UE, pero forman
parte del Espacio Económico Europeo.
Noruega representa un modelo irrepetible de sociedad, nacido
del aislamiento de una población escasa y homogénea en raza, cultura, religión y forma
de vida. El modelo funcionó en Noruega mucho antes de
encontrar petróleo. El problema llegaría a partir de los 90 con la avalancha de
inmigrantes que iba a desequilibrar esa eficiente sociedad monocolor. Hoy, con
un 12% de población de origen extranjero, la tradicional confianza del noruego
hacia sus vecinos se ha comenzado a deteriorar; las formaciones racistas, a
crecer, y el Estado de bienestar, a sufrir conmociones que no entraban en los planes.
La ética del trabajo tiene mucho que ver
con el milagro noruego. Sus habitantes son profundamente
competitivos, trabajan desde jóvenes y vuelan pronto del hogar paterno; a
cambio, saben que cuentan con esa protección del Estado. El pleno
empleo es la espina dorsal del modelo. Trabajar y pagar impuestos para costear
la educación de los jóvenes y las pensiones de los ancianos. El sistema se basa
en el empleo y la confianza.
A partir de esos elementos, los noruegos han construido una
sociedad donde la distancia que separa a los ricos de los pobres es pequeña.
Gracias por tu artículo, muy bien sintetizado. Es muy interesante seguir cómo esta sociedad ahora se enfrenta a todos estos retos y otros como el envejecimiento de la población, la necesaria transición de una economía basada en el petróleo hacia las energías renovables, el recorte de emisiones contaminantes, la globalización y el mercado libre....puedes leer más sobre todos estos apasionantes temas en: http://spanish-norway.com
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