jueves, 8 de enero de 2015

Guerra - Santa, ¿Santa ?

El pasado 22 de septiembre, el portavoz del Estado Islámico reclamó a sus simpatizantes en los países occidentales que atacaran a los infieles americanos y europeos, ya fueran civiles o militares, por cualquier medio posible. Abu Muhammad Al Adnani hizo especial hincapié en la necesidad de atentar contra “los sucios franceses” por su activa implicación en la coalición internacional que, desde agosto, golpea implacablemente los principales bastiones yihadistas. No es la primera vez que Francia es el blanco de ataques similares y más en concreto el semanario Charlie Hebdopor, que fue atacado en 2006 por unas caricaturas ridiculizando a Mahoma.

 Pero la principal novedad en estas últimas ofensivas reside en que las actuaciones que se están llevando a cabo no parecen ser actos de simples principiantes sino que parece más bien el resultado de una operación cuidadosamente planificad llevada a cabo por un grupo que al menos cuenta con formación militar y, quizás, con experiencia de combate.
Los servicios de inteligencia europeos han advertido reiteradamente de un posible retorno de yihadistas del frente de batalla y de la creación de células durmientes que podrían activarse cuando la situación lo requiriese. Francia es uno de los países que más personas  ha aportado a esta causa. Al menos una tercera parte de los 2.500 combatientes europeos en las huestes del Estado Islámico proceden de nuestro vecino, hecho que desde hace mucho tiempo hizo saltar todas las señales de alarma. También España ha aportado un centenar de islamistas radicales, un número excepcional limitado sobre todo si lo comparamos con otros países de nuestro entorno.
Francia no sólo está en la mirilla del Estado Islámico, sino también de Al Qaeda, grupo que necesita recuperar el protagonismo desde la muerte de Bin Laden.cruzadole permitiría recuperar el protagonismo perdido y, sobre todo, demostraría a sus simpatizantes que todavía está viva y cuenta con capacidad operativa a pesar de las diversas dificultades que ha sufrido desde los atentados del  11-S.
 Desde entonces, su liderazgo del movimiento yihadista transnacional viene siendo contestado por diversos actores. Un atentado de gran envergadura en territorio
Por último no debe pasarse por alto que, además de causar daño y extender el terror, los yihadistas también pretenden trastocar las sociedades occidentales y tensar la convivencia con las comunidades musulmanes que acogen. El atentado llega en un momento delicado, puesto que en varios países europeos se ha experimentado un avance de los movimientos xenófobos que arremeten contra la creciente inmigración musulmana y que gozan cada vez de mayor predicamento.
Está claro que estas organizaciones quieren recuperar el terreno perdido y que sus intervenciones no se están haciendo de rogar.
Evidentemente tampoco tardarán mucho tiempo en entrar en juego los gobiernos de Europa occidental y Estados Unidos ya que la situación se les podría ir de las manos teniendo nefastas consecuencias para todos.




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